DE LA PROPUESTA ESTÉTICA

La propuesta estética de “Cigarrillo 43” nace de años de investigación y experimentación sometidos a prueba en puestas en escenas, performances y eventos diseñados con o para otras disciplinas artísticas que hoy se designa como escritura corporal y que se ubica en la intersección (o quizás en la puesta en crisis mutua) del teatro y la danza. Intersección, entendida no como un cruce o fusión que diera por resultado un híbrido, ni mucho menos validarse por su filiación con ambas disciplinas, sino más bien, como dilución de algunos límites, que abren sus fronteras para dar paso a la duda -cortesía de la inteligencia-, lugar a la sospecha. Es alteración de las normas tradicionales de construcción hacia una estética deconstructiva, de sustracciones, de disyunciones, de desarticulaciones, que admite en su seno la irreverencia de la contradicción, el desbasamiento de los edificios del fundamentalismo y de las categorías heredadas del gusto, la belleza, el estilo, para reinstaurar en la mirada del otro el hacer de lo vivo, de lo sensible, de lo hedónico.

Es volver visible, restituir a los ojos del hombre la poesía material y mortal de nuestro mundo -que no es sólo asunto de palabras-: es gesto, mirada, presencia, materia sonora, voces, palabras, plegaria, disposición de los objetos y de los cuerpos en el espacio, tiempo como intensidad, condensación, saturación, pausa, que se articulan discursivamente con vacilación entre forma y no forma, entre exposición y ocultamiento, entre presentación y ausencia, dimensión de lo poético.

Una propuesta poética que no persigue el sentido como algo interpretable, sino que intenta que el público pueda detenerse en el sentir, encontrar el sentido de sentido y armar su propia historia dentro de la historia a través de un viaje al país de sus propios signos.
Una propuesta poética anclada a una ética humana que se perfila desde tres dimensiones: la mirada sobre el mundo, la relación con el espectador y los modos de producción y creación.
Una mirada del mundo donde la vivencia cotidiana habite poéticamente el mundo, para poder creer y crear; y la ternura, la integridad de los cuerpos y el cuidado de los objetos sean actos revolucionarios.
El espectador sentido, pensado y vivido como un otro, como un semejante. El actor/bailarin/cantante/músico (hacedor) construye en escena calidades humanas reinventando de modos cotidianos y familiares, desde los elementos más sencillos de la presencia, de la comunicación, de la percepción generar las condiciones y las posibilidades de compartir algo, con el público, de la calidad de humanidad.
El trabajo de producción y creación se produce desde la relación con el otro, no desde la imaginación o las ideas del director , buscando nuevas formas del ser en los grupos, nuevos tipos de solidaridad, renovadas formas de trabajo compartido, cooperativo y colectivo. Fet-a-ma es un ser colectivo, que piensa y cree firmemente que la creación no tiene demasiado sentido a nivel individual y apuesta a procesar de diversas formas la inclusión de los componentes culturales de cada integrante como manera de reconstruir parte de nuestra historia, la del otro, la del grupo y también el portal, para inventarse otra.